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Mostrando las entradas de julio, 2019

Pusilánime entre letras

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El amor junta los cetros con los cayados; la grandeza con la bajeza; hace posible lo imposible; iguala diferentes estados y viene a ser poderoso como la muerte. (Don Quijote de la Mancha, 1605) C uantos amores que por miedo se han perdido, cuantos hombres y mujeres se quedan callados porque prefieren no arriesgar la relación que han construido y no precisamente amorosa. Cuantas historias que se han quedado en blanco; y la pluma en mano del escritor de la vida.  Pero, cuantas cosas yo me he guardado ante prodigiosa mujer que ama el sol cayendo a las seis. Me callo todo lo que siento por no arruinar nuestra amistad, pero he pecado ante tal relación y es que cómo no enamorarme de ella con su actitud noble, gallarda y humilde. Ahora soy un reo más de ese corazón que podría enamorar a cualquiera, de esos ojos color café cristalino, tiernos y serenos que atrapan a cualquiera en su reflejo. Esa mirada que me hace débil y fuerte al mismo tiempo, que no sabes el tipo de hombre que dese

¿Nos adecuamos o esperamos?

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S iempre he pensado que los seres humanos tenemos una racha positiva y negativa. No obstante, son esos momentos los que te hacen gozar o sufrir, dependiendo de las circunstancias y por ende, te sientes de un modo feliz o enojado. Insisto, todo depende de la situación. He visto una imagen en la redes sociales con la siguiente frase: "Nos damos el lujo de esperar el momento indicado cuando ni siquiera sabemos si tendremos un mañana" . Es esta frase la que me ha cuestionado si realmente esperamos el momento o nosotros preparamos el momento. Me parece que hay que distinguir entre dos palabras: esperar y adecuar.  Podemos esperar en la fila del banco, podemos esperar que en cinco minutos nos manden el cheque, podemos esperar en el sillón para ser atendidos por el doctor, podemos esperar a que llegue nuestro papá o mamá del trabajo. La espera no es más que la combinación de la paciencia y esperanza, por ejemplo, ponemos nuestro despertador con la esperanza de amanecer el si

El viaje a través de la velocidad luz

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M e da curiosidad que, en este universo desde hace catorce mil millones de años, las partículas han viajado a la velocidad luz para crearnos el uno al otro y presenciar lo que tenemos que presenciar, querer lo que debemos querer, tener que lo que, en teoría, debemos tener. Son millones de átomos esparcidos en esta galaxia que realizaron un viaje en el hiperespacio para crear al humano. Quizá lo que hoy te pasa, en otra dimensión no te sucede o quizá sí. He sido creyente de que existe un universo paralelo al que estamos parados. Es un mundo en donde las cosas que nos salen mal, resultan bien y las que resultan bien, se perfeccionan. Imaginemos la posibilidad de tener aquel trabajo que siempre quisiste, no perder al amigo que más amabas, el viaje que planeaste, pero por una extraña situación nunca lo hiciste y entre otras actividades. Me gusta pensar que esos millones de átomos recorrieron catorce mil millones de años para que tú y yo pudiéramos estar juntos y convertirnos en u