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Locomoción

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L a vida no nos da un propósito. Nosotros creamos nuestra suerte, le damos sentido a ese propósito. La vida es una constante locomoción, debes seguir moviéndote y ser más fuerte. Estamos atravesando una de las etapas más abstrusas y de alguna manera, tenemos que salir de ésta. Sé que tienes miedo, que quizá lo que estés haciendo en estos momentos no te da los resultados que imaginaste. Probablemente te cuestiones tanto los por y para qué... Déjame decirte que lo estás haciendo bien, vas a tu ritmo y eso es todo lo que debe importarte. ¿Sabes qué hace a una gran persona? No es su dinero, su físico. Es ese destello que todos necesitan cuando el mundo se oscurece. Es el tipo de persona que son. El que siempre quiere ayudar. Creo que todos podemos ser la heroína o héroe de alguien, siempre y cuando demostremos que el camino correcto será muy difícil, pero no hay mejor manera de vivir. Cuando llegues a la cima, te darás cuenta que no hubo óbice alguno que no pudiste superar. Debes seguir ca

Estribar

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Mi Luz Y ace en mí una melodía, pero no cualquiera. Siento el ritmo, me uno a la armonía de bienhadada nota, bajo la dirección de un director de orquesta, pero no cualquiera, uno que está conectado al cerebro y corazón. Algunos componen, otros improvisan y los que sienten la música al compás y que del oído te tienen la tonalidad. Sin embargo, habrán personas a las que les cueste, pero no significa que sean malos, sino que tendrán que realizar un esfuerzo extra para alcanzar a los grandes. Creo fielmente que el trabajo duro, siempre supera al talento natural. Los genios se construyen día a día. Aunque seré sincero, a veces cansa, te agotas y lo único que deseas es parar el metrónomo por unos minutos y sólo descansar. Creo que así es la vida, pausar y no detenerte. Avanzar y no retroceder. Aceptar y no entender. Han sido días enrevesados, a tal grado de perder lo único que quedaba de motivación o al menos, eso creía. Algunas veces, las personas cuando se destruyen, nunca vuelven a rearma

Abonanzar

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Cachazudo - Fotografía por Edgar Rivas H ace mucho tiempo que no he escrito algo. Me he percatado que una de mis entradas superó las cien vistas -algo inesperado para una alma solitaria-. Desde el comienzo de la cuarentena, he pasado por muchas facetas, pero quién no. Creo fielmente que las personas no han podido sacar su mejor versión porque tienen una carga, de esas que prefieren guardar antes que hablar. Desde mi punto de vista, no, nadie ha sacado su mejor o peor presentación en estos días de aislamiento. Existen algunos y algunas que cargan con el pasado de sus acciones, con problemas que no han podido arreglar, con desamores que no han podido soltar, con amigos/as que por algunas razones dejaron de hablar... Podría hacer una lista desmedida, pero sabemos que cada uno tiene su batalla y de alguna manera, lucha y ha sido versado en las distintas situaciones que se le presenta. Recuerdo que la semana pasada, vi una publicación de Facebook que me hizo pensar, no por lo que decía, sin

Baldado

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Hoy quisiera sólo contar y ser escuchado, sin la necesidad de poner atención ante los clásicos consejos de los que me rodean: "Sí. Te entiendo a la perfección porque me pasó algo similar", "Quizás si dejas de pensar en negativo, te iría mejor", "Tú problema es ese", "Necesitas calmarte", "Luces cansado y con un chingo de ojeras", "¿Por qué no te duermes?", "Necesitas dormir más" ... Y así, una inexorable lista de las mejores maneras de aconsejar según sus experiencias. Sin embargo, yo no busco sus experiencias porque cada quien lucha su batalla, pone a sus mejores estrategas a combatir, sacrifica a sus mejores hombres con tal de ganar la guerra. Quizá, desde mi punto de vista sólo he ganado batallas, pero he perdido bastantes guerras.  Sólo sé que hay días que ni yo mismo tengo ganas de vestirme, de levantarme de la cama, de ir a la universidad, de comer/desayunar o cenar, de no contestar el teléfono, incluso

Desparpajo

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Robado atardecer por Edgar I. Rivas García A pesar de todo, creo que hay más que dolor en un duelo. Existe, por ejemplo, el coraje de llegar a donde nunca llegaste. Y, en el acto de dejar atrás, hay algo de salir al encuentro. Y cada adiós, oculta un silencioso "bienvenido". La existencia es, tan sólo,  una mezcla extraña de finales y principios. Y las despedidas, mucho más un tema de la vida, que de la muerte. Y lo creo porque, otros que vivieron, lo contaron. Otros sufrieron primero y crecieron después del dolor. Hay otros que, dejando su marca en el camino, encontraron más tarde...caminando; el sentido verdadero de haberlo recorrido.

Somos lo que elegimos ser

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"De esta manera. De esa manera." S oy un fiel creyente de que las personas no hacen sacrificios en su vida. Más bien, ellos escogen lo que quieren ser y asumen dicha responsabilidad, conociendo las ventajas y desventajas de llevar a cabo sus vidas. Sin embargo, hay que recordar que siempre podemos elegir lo correcto y dar lo mejor de si mismos. Antes de entrar a clases, específicamente un sábado 17 de agosto, me cuestioné si podría llevar dos trabajos en este semestre y hablo en lo académico como laboral. Después me vino a la mente otros factores, como lo social y personal; ahí exploté en cierta medida. Empecemos con lo académico, ya que de eso he vivido en mis 19 años y pienso seguir así. Metí siete materias exclusivas de mi carrera y con ello, las tareas deben ser más cuidadosas y excelentes, ya que me considero un estudiante que le gusta apasionarse de estos deberes e investigar a fondo. No obstante, no estoy muy seguro de cumplir al cien por ciento en cada una. E

Sigo aquí

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Foto por: Edgar Iván Rivas García | Nikon D5600 S igo aquí. He estado abajo y arriba, quizá más lo primero que lo segundo y viceversa. Sin embargo, sigo vivo. Hoy me siento y escribo algunos sentimientos encontrados que me dejó el verano del 2019. Empezando por la culminación de un cuarto semestre en mi carrera. No fue mi mejor temporada escolar, bajé unas décimas de mi promedio y sentí, por primera vez, presión y decepción en ámbitos académicos como personales. Consideré que mi cansancio era mental, pero omití cierta premisa y me dediqué a otras cosas para "ocuparme". Aunque, quiero decir que no fue lo correcto y creo que terminé lastimando a las personas que me quieren (en cierta forma, pero lo hacen).  Verano fue una etapa para aceptar la cruda y fría realidad a la que estoy atado y que, por más que lo intente, no puedo cambiar. En ciertos momentos, me sentí la última prioridad con mis amigos. Me deprimí porque no puedo ser el chico de la chica que me gusta y que